En una acción que ya es viral, Kvaratskhelia recuperó la pelota barriendo a Mbappé, y como si fuera poco, le tiró un caño delicioso a Arda Güler en la misma jugada. Una secuencia que parece salida de un videojuego, pero que refleja algo más profundo: el convencimiento colectivo.

El georgiano dejó claro que el talento no está reñido con el sacrificio, y que este PSG, lleno de figuras, también sabe ponerse el overol. Porque si los cracks marcan la diferencia en ataque, el verdadero salto de calidad se da cuando todos —sí, hasta los de más renombre— corren, recuperan y juegan como equipo.