Vestuario cerrado, silencio respetuoso y una voz quebrada por la emoción. Thiago Silva, capitán y alma del Fluminense, dejó un discurso que eriza la piel antes del cruce clave ante el Inter de Milán. “No dejen nada para después, porque después ya no hay tiempo”, gritó entre lágrimas, recordando a su padrastro fallecido y la lección que le dejó la vida.

El brasileño repasó el dolor de no haber despedido a su figura paterna por “esperar” el momento justo. Hoy, en sus últimas grandes batallas, les pidió a sus compañeros dejar el alma: “Compitan con todas las ganas, carajo. ¡Hay que competir con los tipos!”. Fútbol, vida y corazón en estado puro.