Claudio “Bichi” Borghi fue la figura estelar de Argentinos Juniors en uno de los partidos más recordados del fútbol argentino y mundial: la final de la Copa Intercontinental de 1985. Aquel duelo en Tokio enfrentó al humilde pero talentoso equipo de La Paternal contra la todopoderosa Juventus de Italia, liderada por Michel Platini. Borghi, con su estilo inconfundible de gambeta corta y fantasía en los pies, se convirtió en el motor creativo de Argentinos.

Durante los 120 minutos, en los que el marcador terminó 2-2, el Bichi deslumbró con jugadas que hicieron levantar a los espectadores en Japón, mientras su equipo demostraba que podía estar a la altura de los gigantes europeos.

Sin embargo, la historia no terminó con una victoria para Borghi y los suyos. Tras empatar en el tiempo reglamentario y el suplementario, el título se definió por penales, y Juventus se llevó el trofeo. Pero más allá del resultado, el Bichi se ganó el respeto de todo el mundo futbolero.

“Era un futbol más lento, estábamos conformados de forma extraña para mí. El jugador fundamental era Batista que estaba en todos lados sin ser rápido. Y jugábamos con punteros, era un equipo que cuando atacaba hacía daño y teníamos jugadores veloces con posibilidad de tocar”, analizó el exfutbolista sobre el plantel de aquel momento.

Su actuación en esa Intercontinental fue tan deslumbrante que muchos aún lo recuerdan como el verdadero CRACK de aquella noche, pese a la derrota. Un partido inolvidable que consolidó a Borghi como uno de los grandes talentos del fútbol argentino, capaz de hacerle frente a los colosos europeos con pura magia en los pies.

El compacto de Borghi vs. Juventus

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